Nuestro calendario.


Dicen que un año tiene doce meses. Será verdad. Al menos así lo reflejan los calendarios: De Enero a Diciembre, doce meses. Aún así, hay años que se pasan tan rápido como un buen verano. Aunque también los hay largos como un frío invierno.

Hemos pasado por ambos. Temporadas cálidas en las que disfrutamos de los rayos del sol, de sus días largos y las noches de estrellas, y épocas gélidas donde la oscuridad llega temprano, casi sin avisar y todo parece teñido de gris.
Pero ya lo dice el calendario, que un año tiene doce meses.

Y habiendo pasado frío, Su calor nos ha calentado. Y cuando miramos al cielo y solo vemos nubes, Él siempre nos manda un rayito de luz. Y conseguimos cambiar ese olor a húmedo, a lluvia reciente, por el aroma de hogar, como frente a una chimenea, donde las llamas te envuelven y te hacen olvidar el agua que no deja de caer ahí fuera.

Yo siempre preferí el invierno. Como suele decirse, me movía bien en ese terreno. La lluvia no me incomoda. En Abril, aguas mil, es lo que hay. Tu siempre fuiste de verano, será porque naciste en Agosto. Pero nuestro calendario particular también tiene doce meses, ¿no?. Es verdad, doce años. Ya hemos gastado doce calendarios, con sus días en rojo, sus "Febreros" bisiestos, sus "Agostos" calurosos y su "Abriles" lluviosos. Y fue allí, sentados sobre el verde en un día de sol que empezamos a tachar días en nuestro calendario.

Cuanto nos queda por delante, princesa. Gracias a Dios por todo este tiempo, en el que ambos hemos crecido, y gracias a ti, por estar a mi lado a pesar de mis muchas grietas y humedades.
Ya sé que lo he dicho, que nuestro calendario tiene doce años, pero ya hay uno nuevo para colgar en la pared. Así que si quieres, tiramos pa'lante.

Te quiero.




Publicado en Facebook 2 de Abril de 2014

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