Sentido común



Siempre he sabido que fiarme de ti no era nada sencillo,
abandonar mi suerte, dejar clara mi mente para alcanzar tu frente.
Sesgar la fuerza de mis dedos y el impulso de mis sueños para aclarar los cielos,
despejar las nubes que solo traen tormenta que anula mi respuesta.

Siempre he creído que caminar de pie era más que suficiente,
y que con paso firme, seguro de ser fuerte siempre miraría al frente.
Con eso bastaría para arrancar las dudas que me asaltan al verme,
al verme reflejado en el cristal empañado de un futuro aparente.

Siempre he albergado en mi cama una pequeña llama
que consumía tu cuerpo y desnudaba tu tiempo al son de cada mañana.
Y no me fiaba de tener por casa a un pobre carpintero,
que prometía luz para cada día, para cada día, pero al llegar la noche el sol se me escondía.

Y yo, siempre he sabido que de todos mis deseos
nunca fuiste el primero de ellos.

Y por sentido común, y por sentido común
levanté una cruz,
donde clavé mis sueños, eché a suerte mis deseos pensando en vencerte.
Y por sentido común, y por sentido común
levanté un muro
donde escribí mi nombre, rechacé tu herencia
y pensé cómo un hombre puede alcanzar la suerte
para ser feliz sin verte en cada paso errante.
Por sentido común, por sentido común, por sentido común, creí que la cruz era un lugar de muerte.

Nunca he sabido si en algún momento
tú escuchabas mis quejas,
si inclinabas tu oído para darle sentido
a este desarmado niño,
que jugando con fuego no alcanzó a mirar
más alto del suelo.

Nunca he pretendido ser el dueño de mi destino,
poner por bandera mi fuerza y sabiduría,
como si de algo sirvieran.
Tener por escudo un caparazón duro que no quebrará en ninguna batalla,
y no mostrar el miedo a que el enemigo encontrara lo herido de mi corazón manido.

Nunca he podido ser valiente,
ni tener de frente tu mirada ardiente,
y temo confesar que no he sabido confiar ni tenerte presente,
temiendo encontrar una respuesta diferente
a mi reclamo urgente,
y que si no me das lo que quiero encontrar
me perderé para siempre.

Pero tú, siempre has sabido que de tus deseos
yo estaba entre los primeros.

Y por sentido común, y por sentido común
levantáste tu cruz,
para clavar tus huesos, ponerte por suerte
y vencer a la muerte.
Y por sentido común, y por sentido común
derribaste los muros
donde estaba mi nombre y pusiste de frente todos mis duelos, solo para vencerlos y echar al fuego las dudas y temores.
Por sentido común, por sentido común, por sentido común, sabías que la cruz era más que suficiente.

Y por sentido común, y por sentido común
me he abandonado a tu suerte,
te he mirado de frente y he buscado tenerte.
Y por sentido común, y por sentido común
he escrito en tu corazón todos mis anhelos,
para que tú los leas y respondas como quieras:
espera un poco más, toma aquí lo tienes ya
o búscame primero.

Porque por sentido común, por sentido común,
te he preferido a ti, escoger sentir antes que elegir.
Porque por sentido común,
tú me dices no valgo yo más que todos tus empeños.
Porque por sentido común,
estoy ardiendo por ti en medio de este invierno.

Porque con sentido común, con sentido común,
con sentido común, he confiado en ti antes que confiar en mi sentido común.


Comentarios

Entradas populares