Para el escudero, Don Quijote.


Hace tiempo que quiero hablarte, pero no sé muy bien que iría a decirte. No se me da muy bien eso de mirar a los ojos y conversar, creo que me siento desprotegido, vulnerable, como si fueras a ver lo que realmente hay en mi corazón. Quisiera Dios que así fuera, que vieras los sentimientos que reposan en mi corazón hacia ti, desde muy niño, y han crecido a la vez que crecía el órgano que los contiene. Dilatado se encuentra, de tanto recoger, de tanto acumular.

Con el tiempo todos cambiamos, y lo que antes parecía un lugar espacioso y amplio, ahora se nos queda pequeño; Aquel encuadre que recordábamos inimitable hoy lo encontramos desencajado; Están igual que antes, pero nosotros somos diferentes, hemos aprendido, hemos sufrido y hemos amado.
Por eso cobra tanto valor el mantener vivos los recuerdos, las cosas tal y como eran.

Son muchas las historias que he oído sobre ti. En mis recuerdos eras como el hidalgo Don Quijote, fiel a una idea, locura para otros. Muchas novelas escritas en los labios de los que te conocen y cabalgaron a tu lado. Ensayos, ciencia ficción, novela policiaca o de intriga. En algunas eras protagonista, en otras el fiel escudero. He de decir que me gustan más las segundas, las que haces de guardaespaldas. En eso, eres único. Muchos, alguno más que otro, tienen que agradecerte que hicieras el trabajo en la sombra, el de ensuciarse. Y ensuciarse no le gusta a nadie. Cuanto aprendo, ni te lo imaginas. Gracias.

Me has cuidado, has cambiado mis pañales, me has dado cariño sin yo merecerlo, me hiciste uno de los tuyos, como tú dices, con todos los privilegios. Si hubiera alguna forma de corresponderte, si la hubiera, solo seria queriéndote, respetándote, mostrándote mi amor y mi cariño.
Con la edad uno ve cosas que antes no era capaz, es lo malo de cumplir años, que descubres que la coraza de Don Quijote también se rompe. Y siempre hay sombras y luces, pero me quedo con tus luces, siempre. El amor cubre multitud de faltas, que bueno ¿verdad?.

Hace tiempo que quiero hablarte, pero al verte solo me atrevo a darte un par de besos y un buen abrazo. No es por la distancia, es por la estima. En alta estima te tengo, te tendré siempre. Y si algo me gustaría que recuerdes, es que te quiero, y como tú me dijiste una vez, es con amor inquebrantable.

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