Pablos y Timoteos, Moisés y Josues.

"No permitas que nadie menosprecie tu juventud; antes, sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza". 1 Timoteo 4:12.

Tengo que decir que he malinterpretado este versículo muchas veces. Incluso diría que no sé que quería expresar Pablo en su carta al joven Timoteo. Pero sin duda alguna creo que existía el deseo profundo del apóstol de instruir a su joven "discípulo". Y sí, he vuelto a decir joven, pues creo firmemente que este es el eje sobre el que gira la exhortación de Pablo a Timoteo.

Todos sabemos las connotaciones que trae consigo la palabra joven, y se nos vienen a la cabeza algunas como indisciplinado, despreocupado, enérgico, alegre, alocado, temerario, atrevido, y muchos otros adjetivos. Siempre hay alguna excepción, claro está. Cada una de estas cualidades son propias de la edad, de la adolescencia y la juventud, y lo normal es que si te encuentras en esta etapa de la vida, cumplas muchas de estas características. Si tienes 40 años y sigues estando en la edad del pavo, háztelo mirar. Y es por eso que la sociedad no te exige más, pues estás en edad de todas estas cosas; y puede que tal vez te estén engañando, te estemos engañando. Te estés engañando.

El joven Timoteo también estaba en edad de ser alocado, despreocupado, temerario, y todas esas cosas. Pero estaba en una situación en la que le tocaba ser responsable, decidido, centrado, y temeroso de Dios. Y cuidado, pienso que debemos disfrutar de cada etapa de la vida con todos sus colores, cada uno en su tiempo y no querer adelantarse a lo que el reloj nos traerá. Pero a lo que Pablo le anima es a dar un paso adelante, a hacer las cosas que por su edad no se esperan de él, cosas que por si mismo no podría hacer. Pero este joven no es como los demás, pues cuenta con el Espíritu Santo para ser de relevancia en su entorno, su familia, sus amigos, su iglesia, su tiempo. No podía usar su edad como excusa pues tenía la capacidad de marcar la diferencia y asumir responsabilidades y de afrontar nuevos retos. Recuerdo aquella frase que dice que Dios no escoge
personas capacitadas si no que capacita a los que escoge. No iba a ser diferente con él, y tampoco va a serlo contigo. Y es por eso que nadie tiene el derecho de menospreciarte por tu pueril inexperiencia, por tu corta edad. Nadie puede decirte que eres demasiado joven para decidir esto o aquello, que no podrás hacerlo porque se presupone que por ser joven no es tu condición la de tomar el mando. Que nadie menosprecie tu juventud, y tu tampoco debes hacerlo.

Si echamos un vistazo a la Biblia podemos encontrar grandes historias cuyos protagonistas fueron jóvenes como lo eres tu. David, el más pequeño de sus hermanos, escogido por Dios y ungido por Samuel para ser rey. José, el menor de los hijos de Jacob, vendido por sus hermanos y llevado a Egipto como esclavo, donde obtuvo un puesto privilegiado y fue usado por Dios para el bien de su pueblo. Daniel, que aún siendo arrancado de su patria y obligado a adoptar nuevas costumbres, creencias e incluso una nueva identidad, se mantuvo firme en su fe. Josías, hecho rey de Judá siendo un niño rechazó que su pueblo practicara la idolatría destruyendo templos y objetos de culto, fomentando el judaísmo. Y Josué, nacido en Egipto durante el cautiverio del pueblo de Israel, que durante la travesía por el desierto se mantuvo junto a Moisés quien lo escogió y capacitó como su sucesor paga guiar al pueblo hasta la tierra prometida. Jóvenes enérgicos, ilusos, atrevidos. Jóvenes que escucharon su llamado y entendieron que era su momento, el momento de tomar las riendas y dar un paso al frente. Jóvenes agentes del cambio. Josué permaneció junto a Moisés aprendiendo de él. Nosotros también tenemos a "nuestros Moisés". Aprendamos de ellos y demos un paso al frente.

"Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros"
Josué 3:5.

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